Adicciones conductuales: del placer a la enfermedad.

videojuego.jpgNo siempre es necesario el consumo de una sustancia (alcohol, drogas) para padecer una adicción, en algunos casos una conducta que inicialmente es placentera, excitante y normalizada (compras, sexo, juegos, etc.) puede convertirse en adictiva (ludopatía, addición a compras, etc). El proceso de dependencia a veces no es percibido por la persona, pero existen diferencias clave entre un comportamiento habitual y una adicción: la falta de control sobre dicho comportamiento a pesar de las consecuencias negativas que produce en la persona.

¿Cómo detectar una adicción? Los signos más fiables para identificar una conducta adictiva son:

  • Progresivo aumento de la frecuencia e intensidad con la que se realiza un comportamiento, acompañado de una necesidad irresistible e intenso deseo de “tener contacto con” (consumir un producto o consumar una conducta).
  • Falta de control: Incapacidad para auto limitarse o auto controlar el uso, malestar o irritabilidad si tiene que reducir o parar de hacerlo.
  • Consecuencias negativas identificadas por uno mismo o advertidas por personas cercanas, a pesar de las cuales, la persona no es capaz de detener la actividad.
  • Negación del problema: La persona que padece una adicción habitualmente  no advierte la gravedad de los efectos negativos, niega que exista un problema y se irrita, o se pone a la defensiva, si alguien le sugiere que “eso” está fuera de su control.

En general, los trastornos adictivos requieren una intervención compleja y global, que incluya terapias grupales combinadas con atención psicológica individualizada, así como la colaboración de la red social (familia y amistades). No obstante, es posible abordar terapéuticamente el problema desde una consulta privada, bien como apoyo a los grupos de auto ayuda bien como elección única. Más de una década de experiencia en adicciones conductuales me permite ofrecer un tratamiento especializado para este tipo de problemas.